Desarrollar habilidades de liderazgo es lo que enciende el motor que impulsa los resultados en las empresas.
De la manera como han cambiado las dinámicas y las reglas del juego dentro de los ambientes organizacionales, el liderazgo ya no es solo una habilidad deseable, sino una necesidad imperante.
La capacidad de liderar no solo recae en la alta dirección, sino que se extiende a cada nivel de la organización.
Desarrollar la habilidad de liderazgo entre los trabajadores no solo impulsa el rendimiento individual, sino que tiene un impacto directo en el crecimiento, el bienestar, la expansión de las personas y, como consecuencia, en los resultados globales de la empresa.
Entendiendo con claridad lo que hoy necesitan las empresas en temas de liderazgo, la manera como acompañamos en Rise Latam el desarrollo de esta competencia se centra en 4 ejes de descubrimiento, análisis, desarrollo y expansión, que facilitan la comprensión y la relevancia de desarrollar habilidades de manera integrativa y coordinada, en donde cada dimensión juega un papel fundamental en la formación de líderes de carne y hueso que no pierden su esencia personal y sí ganan mejores maneras de lograr resultados dentro y fuera de las organizaciones.
El acompañamiento que realizamos y las formaciones que implementamos en este tema durante los dos últimos años han llegado a más de 15 multinacionales, permitiendo el trabajo con más de 100 líderes de niveles de gerencia estratégica, así como algo más de 180 de gerencias medias y unos 250 trabajadores que se preparan para recibir equipos dentro de sus posiciones actuales y que están próximos a asumir cargos de mayor impacto y responsabilidad dentro de sus planes de carrera.
Esto nos ha permitido valorar la importancia de profundizar en estos 4 ejes de trabajo
Eje Personal:
Donde existe un protagonismo por parte del autoconocimiento, la confianza personal y la inteligencia emocional como base del ejercicio de liderar y la capacidad de descubrir las maneras propias y congruentes de ser líder.
Comprenderse a uno mismo y conectar con las emociones no solo fortalece al líder individualmente, sino que también mejora la calidad de sus interacciones y, obviamente, la manera de obtener resultados.
Eje Relacional:
La capacidad de liderar equipos desde la inspiración, la provocación, la motivación, el comprender cómo se movilizan los seres humanos de manera individual y dentro de los sistemas que conforman, hace la diferencia en la eficiencia, la eficacia y la efectividad del líder.
Focos como el arte de dar y recibir feedback, la gestión y desarrollo de equipos, el acompañamiento a su madurez y expansión, la comprensión de sus roles dentro del sistema, la identificación de motivaciones, necesidades y saboteadores, influye directamente en la productividad y el desempeño del equipo y del líder que los acompaña.
Eje de Cambio:
En un entorno empresarial dinámico, el cambio es la constante y la incertidumbre lo único cierto puesto sobre la mesa.
El no estar en evolución es un indicador de posible decrecimiento hasta acercarse a la desaparición; las empresas y las personas que no se abren al dinamismo tienden a desaparecer.
Por ello, la adaptabilidad y la resiliencia, la innovación, la visión, el pensamiento disruptivo son cruciales.
Líderes capaces de movilizar estados internos y externos, asumir cambios y liderar en momentos de incertidumbre son invaluables para cualquier organización.
Aún así, creemos que el cambio no es algo que debe manejarse únicamente conectando con la intuición; el cambio está llamado a tener un método, y comprender y aplicar esto hará siempre la diferencia.
Eje de Resultados:
Para cerrar el ciclo, la capacidad de pensar, sentir y actuar de manera más estratégica y consecuente, así como fomentar la exploración de nuevos territorios y traducir ideas en logros tangibles define la dimensión de resultados, comprendiendo que el buen desarrollo de este eje o dimensión en gran medida se da por el desarrollo y exploración de los 4 anteriores, no como algo suelto y autosuficiente.
Harvard Business Review presenta una variedad de investigaciones que respaldan la correlación entre el desarrollo de habilidades de liderazgo y el éxito empresarial. Las empresas que invierten en programas de liderazgo tienen un 80% más de posibilidades de mejorar su desempeño financiero.
Empresas como:
Google atribuyen gran parte de su éxito a programas de liderazgo centrados en la creatividad y la colaboración. Esto ha llevado a un aumento del 20% en la productividad y una disminución del 14% en la rotación de empleados.
Toyota ha destacado el papel del liderazgo en su modelo de producción. Desarrollar líderes capacitados ha contribuido a una mejora del 15% en la eficiencia operativa.
Microsoft ha sido reconocida por su enfoque proactivo en el desarrollo de habilidades blandas entre sus líderes. La empresa ha invertido significativamente en programas de liderazgo centrados en la inteligencia emocional, la gestión del cambio y la comunicación efectiva.
Esta inversión ha contribuido a un ambiente de trabajo más colaborativo y a un aumento del 18% en la productividad.
Unilever, la empresa de bienes de consumo, ha priorizado el desarrollo de habilidades blandas como la empatía y la gestión del conflicto entre sus líderes.
Esta estrategia ha mejorado las relaciones internas, ha reducido el estrés laboral y ha resultado en un aumento del 15% en la retención de talento.
IBM ha demostrado el impacto positivo de invertir en la dimensión relacional del liderazgo. Los programas de la empresa se centran en mejorar la inteligencia relacional, la comunicación y la construcción de relaciones estratégicas.
Como resultado, IBM ha experimentado un aumento del 20% en la eficiencia operativa y una mayor colaboración entre los equipos.
Procter & Gamble (P&G) ha destacado la importancia de la dimensión de resultados al invertir en programas que fomentan la innovación y la creatividad entre sus líderes.
Esta inversión ha llevado a la creación exitosa de nuevos productos y estrategias comerciales, contribuyendo a un aumento del 25% en los ingresos.
Johnson & Johnson ha implementado programas de liderazgo que se centran en la dimensión de cambio. La capacidad de los líderes para liderar en momentos de incertidumbre ha llevado a una mayor agilidad organizativa y un crecimiento del 12% en la rentabilidad.
Estos ejemplos adicionales respaldan la idea de que invertir en el desarrollo de habilidades blandas no solo mejora la cultura interna de una empresa, sino que también tiene un impacto directo en su rendimiento financiero.
Al priorizar la formación en liderazgo, estas multinacionales han cosechado beneficios duraderos y han demostrado que el capital humano bien cultivado es un impulsor clave del éxito empresarial.
Al observar estos ejemplos, queda claro que la formación en liderazgo tiene un impacto palpable en los resultados empresariales.
El 80% de las empresas Fortune 500 invierten en el desarrollo de liderazgo, respaldando la idea de que trabajar en las personas y las relaciones conlleva directamente al éxito financiero.
En resumen, las habilidades de liderazgo son el catalizador que impulsa a las organizaciones hacia el logro de sus metas.
El enfoque integral en las dimensiones personal, relacional, de impacto e influencia, de cambio y de resultados crea líderes capaces de enfrentar los desafíos empresariales de manera efectiva.
Al invertir en la formación de líderes, las empresas no solo mejoran su cultura interna, sino que también cosechan resultados tangibles y sostenibles en términos financieros.
La importancia de desarrollar estas habilidades no es una opción, sino una necesidad estratégica para el éxito a largo plazo.
Si tu manera de ver el liderazgo y su impacto a nivel personal, de equipos de organización y de resultados tiene algunos puntos en común con esto que he planteado anteriormente, te invito a dar el siguiente paso y embarcarte en un viaje de desarrollo personal y profesional de la mano de Rise Latam.